viernes, 10 de noviembre de 2017

5 FORMAS EN LA QUE TE MIENTES A TI MISMO


Debes plantearte si te mientes para sentirte mejor o simplemente no te das cuenta de que te estás autoengañando porque lo haces ya de manera inconsciente y, en cualquier caso, ponerle fin.
¿Has sido consciente, alguna vez, de que te estabas autoengañando?
Te mientes a ti mismo más de lo que crees, por eso hoy te enseñaremos algunas formas en las que haces esto, para que puedas ser más consciente de tu actitud.
Esto te traerá muchos beneficios, pues autoengañarte es algo similar a limitarte. Es el momento de derribar barreras y de dejar de mentirte a ti mismo.
Confundes la necesidad con el amor


Esta es la primera de las formas en las que te mientes a ti mismo y no es más que confundir la necesidad con el amor.
Fruto de las creencias que rodean a este sentimiento, en ocasiones crees sentir amor cuando en realidad es otra cosa.
¿Qué puede ser si no es amor? Miedo a la soledad, dependencia emocional, temor a no encontrar nunca más una pareja con quien compartir tu vida…
De esta manera, el amor se impregna de celos, posesión, miedos, angustia y control… Pero, en realidad no sientes amor, te mientes a ti mismo. Necesitas a alguien a tu lado, pero no lo amas.
 Culpas y juzgas a los demás
¿Te has dado cuenta de que culpas y juzgas mucho a los demás? ¿De que hay cosas que no soportas de otras personas? Si tanto te pones de los nervios, es importante que empieces a mirarte en el espejo.
Si tanto juzgas la conducta “libertina” de una persona, puede que tú te estés reprimiendo en el aspecto sexual, que no te permitas disfrutar y que vives sometido bajo lo que la sociedad dicta que está bien.
Sin embargo, tu interior clama por vivir la vida libremente.
Si culpas a tu pareja de que fuma dentro de casa, pero tú se lo has pasado por alto en innumerables ocasiones, te mientes a ti mismo culpando a esa persona.
La responsabilidad es toda tuya por no haber expresado lo que pensabas desde un primer momento.
¿No puedes hacerlo o no quieres?


En ocasiones, puede que te descubras diciendo “si yo pudiera, ayudaría”, “si no tuviera tantos gastos, donaría”… Todo en un intento de justificar lo que puedes hacer, pero en realidad no quieres.
Te mientes a ti mismo cuando miras a alguien por la calle pidiendo limosna y te lamentas diciendo que si tuvieras dinero lo ayudarías. Así es.
Tienes un hogar en el que refugiarte, un coche y un trabajo en el que no te pagan mucho, pero te ayuda a saldar tus gastos.
Reflexiona por un momento, ¿de verdad no tienes dinero o es que te mientes a ti mismo para no hacer algo que, quizás, no quieres?
Ser sincero, a veces, puede hacerte quedar “mal” o como “mala persona”. Sin embargo, no tienes por qué mentirte a ti mismo.
 Las palabras adquieren el significado que más me conviene
Jugar con el significado de las palabras es una manera en la que te mientes a ti mismo para apoyar creencias que no tienen fundamento alguno.
Por ejemplo, puede que digas que una pareja homosexual es antinatural debido a que no pueden tener hijos.
Sin embargo, alguien puede contrariarte diciendo que entonces esta antinaturalidad también está presente en las parejas heterosexuales que deciden no tener hijos.
Ante esta confrontación, pero convencido de tu autoengaño, justificarás que las parejas heterosexuales pueden decidir, pero que los homosexuales no. Por lo tanto, ese tipo de relación es antinatural pues no responde al principio de reproducción.
 No discuto lo que no me interesa
Una manera en la que te mientes a ti mismo puede ser cuando una conversación no te interesa y entonces sueltas frases como “bueno, dejemos ese tema”, “mejor pasemos a otra cosa”, “tienes razón, ¿sabías qué…?”.
De esta manera, esquivas algo contra lo que no puedes luchar y que te abriría los ojos.
Por ejemplo, si alguien te dice “oye, la manera en la que le hablaste a tu madre no ha estado bien”, puedes contestar con “tienes razón, ¿sabías qué…?
Todos nos autoengañamos y mentimos en múltiples ocasiones, y la mayoría de todas ellas no nos damos cuenta. Por eso, es importante que aprendamos a ser autocríticos, pues solo así podremos aprender y avanzar.
Vivir en el autoengaño no nos hace mejorar como personas.


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